Guiones Radio Ocote
Un día en la Pequeña Guatemala de New Jersey
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Según el Pew Research Center, en el 2017 había 1.4 millones de guatemaltecos en Estados Unidos. Esto convierte a la guatemalteca, en la sexta población hispana más numerosa en Estados Unidos. No es de sorprendernos entonces que se formen pequeñas-grandes comunidades donde sus miembros replican costumbres y hábitos. Tal es el caso de Fairview, un barrio en New Jersey donde migrantes guatemaltecos, muchos de San Martín Jilotepeque, se adueñaron de la Avenida Anderson, empezaron a abrir restaurantes y lugares de envío, al punto de que pronto, quienes viven ahí, empezaron a llamarle Little Guatemala—la Pequeña Guatemala. En este episodio de nuestro podcast Radio Ocote los llevamos a conocerla y a saber más sobre la vida de la migración guatemalteca.


[El audio del episodio lo encuentras aquí]

[Audio marimba]

Narración: ¿Te suena a Guatemala? Sí y no. La música que escuchas de fondo es la marimba María Bonita, dirigida por Walter Camajá y Lizbeth Bravo. Fue un concierto para despedir el mes de la independencia, la noche 28 de septiembre. En la fiesta también hubo tamales, chuchitos, y churrascos. ¿Te sigue sonando a Guatemala? Sí, y no. [[[sube el volumen de la música…. Fade….]]] La marimba María Bonita sonaba en el Guatemala Corner Deli, un restaurante ubicado en la 362 de la Avenida Anderson, en la esquina noreste de Fairview, New Jersey. Fairview es mejor conocido como la Pequeña Guatemala.

[Audio marimba]

Narración: Los dueños y promotores de María Bonita, Walter y Lizbeth, son de Cubulco y El Tumbador, respectivamente, en Alta Verapaz. Llevan viviendo en New Jersey desde hace más de diez años. En el 2015 compraron la marimba que venía de Salamá, Baja Verapaz. Se han presentado en Jersey, Tennessee, Virginia, Connecticut, Maryland y Boston. Hace unas semanas acompañaron a la delegación guatemalteca en el desfile de la hispanidad en Nueva York. Pero, claro, la base de operaciones es Fairview, donde la comunidad guatemalteca camina, habla, come, y se comporta como en casa. En Fairview todos los días hay pulique y paches.

Narración: Este es el primer episodio de una miniserie de Radio Ocote que busca abordar y retratar la migración; sus personajes, sus motivos, sus efectos en el país y la región y cómo este fenómeno define y redefine la identidad de Centro América y, también hay que decirlo, la identidad de Estados Unidos, el principal destino del flujo migratorio. Soy Alejandro García, periodista de Agencia Ocote y hoy los llevaré a vivir día en Fairview, New Jersey, una pequeña comunidad al noreste de Estados Unidos que, por la cantidad y protagonismo de los guatemaltecos, con cariño se le conoce como Little Guatemala; la Pequeña Guatemala.

Omitiremos los nombres de algunos de los protagonistas, pues permanecen indocumentados en Estados Unidos.

Miguel: Yo tengo unas fotos de él, no te enseñé, pero era un niñito bien delgadito. Y ahora, que uno lo mira en la foto, le da un poco sentimiento por lo mismo que era inocente acá. Salía. Solo terminó su tercer básico, se vino. Era buen estudiante allá. Pero sin pensar, solo vino Estados Unidos que hay mejores oportunidades.

Narración: Él es Miguel Pichiyá, un joven kaqchikel de 22 años, originario de San Martín Jilotepeque, municipio del departamento de Chimaltenango. Miguel cuenta la historia de su hermano, Noé, quien, en el 2007 y siendo menor de edad, viajó a Estados Unidos para trabajar. Y nosotras contamos la historia de ambos, que es la historia de la mayoría de migrantes guatemaltecos en Norte América.

Miguel vive con sus primos en un apartamento en North Bergen, a pocas calles de la Pequeña Guatemala. Miguel es alto, moreno y lleva el pelo perfectamente engominado. Sus manos fuertes y callosas son el producto de años de trabajar la tierra en San Martín y otros más, como construction worker en los Estados. Cuando me reuní con Miguel, tenía costras de pintura seca en los brazos y en los dedos. A Miguel me lo presentó la cineasta guatemalteca Izabel Acevedo, directora de El Buen Cristiano. Izabel también vive en Nueva York. El sábado 28 de septiembre, Miguel fue nuestro guía por la Pequeña Guatemala. Nos contó además su historia, la de su familia, la de su hermano.

Mi hermano fue el que vino desde niño, de 16 años. Yo creo que por otros familiares y personas y vecinos mismos del pueblo que ya habían venido antes. Con todo lo que se ve y se escucha, que han hecho sus cosas y han avanzado un poco más, es que le despertó el deseo de venir para acá. Era deseo, realmente.

Miguel: (…) Yo recuerdo un día que llegó mi papá y le dijo, “Mirá, papá, yo quiero viajar para allá, en Estados Unidos. Te quiero apoyar. He visto que te ha costado mucho con el estudio de mis hermanos y realmente quiero llegar allá y apoyarlos a todos y sacar adelante a la familia también”. Bueno mi papá al final lo apoyó con la decisión.

Narración: Miguel asegura que mucha gente en San Martín habla de Fairview, de New Jersey. La mencionan por la facilidad de transporte y las oportunidades trabajo. Es común, dice, que quienes salen del departamento, ya tengan familiares en el sector. Su hermano, sin embargo, fue el primero de la familia en llegar, en el 2007.

Miguel: Se hizo un préstamo y yo creo que se dio la escritura de un terreno de mi papá para que pudiera venir. El coyote es de San Martín, nos contactamos con ellos por lo mismo ese coyote ha traído mucha gente y ya tiene experiencia; había más probabilidades que pudiera venir. 

Miguel: (…) para la cena de navidad, recuerdo, le dice mi papá, “Agarrá tu mochila, y te vas en la calle”  Como un deseo que todo salga bien y que él pudiera pasar sin ningún problema (CORTE). Él agarró su mochila, entonces, se fue a despedir, salió en la calle, fue a dar unas vueltas alrededor de la casa y se vino.

Narración: El hermano de Miguel, Noé vivió diez años en Fairview. Un año después de que Miguel llegara a New Jersey, él regresó a San Martín. Miguel vive ahora con sus primos.

La mañana del 28 de septiembre Miguel y yo nos encontramos en la calle 79 y River Road, a un costado del río Hudson y desde donde se puede ver el costado metálico de Manhattan. Tomamos un bus y llegamos hasta la cima de Anderson Avenue, donde empieza, o quizás termina, la pequeña Guatemala. Vimos, primero, en la calle Walker, la llamada “Esquina”, donde, todos los días, hombres con pesadas botas y manos callosas esperar que algún vehículo se detenga y les ofrezcan llevarlos a trabajar en construcción, en pintura, plomería; lo que sea. Ese día había unos 10 hombres esperando, con mochila al hombro. Entramos a desayunar al Medina Bakery, un pequeño restaurante con la bandera de Guatemala en la entrada. El menú: huevos rancheros, frijoles volteados y queso fresco. Había también, dentro de una repisa de vidrio, pan dulce: conchas, cubiletes, francés, hojaldras y champurradas. Y en otra: tamales, chuchitos, paches y tamalitos de chipilín. En una pizarra, se lee revolcado, pepián, pulique, hilachas y caldo de res. La voz de los narradores de ESPN chocaba con el de cubiertos sobre la porcelana. Fairview tiene los sonidos, colores y olores de Guatemala. Refleja su frenesí y actitud despreocupada. Mientras un joven sale corriendo con cinco dólares de francés en la bolsa, una pareja come con cuidado sus frijoles parados. Es, como la define el abogado e investigador guatemalteco Pedro Pablo Solares, una ciudad espejo.

Lisbeth: Para hablar de lo que ha llamado las ciudades espejos o estas redes étnicas y comunitarias que unen los lugares de origen con los lugares de destino, tendríamos que referirnos a la historia de la migración guatemalteca. Y vemos que es mas o menos en la década de los 70s cuando empiezan a salir los primeros migrantes que nosotros les llamamos los pioneros.

Narración: Ella es Lizbeth Gramajo, investigadora de migración del Instituto de Investigación y Proyecciones sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT) de la Universidad Rafael Landívar. Lizbeth es antropóloga y politóloga y durante los últimos cinco años se ha dedicado al estudio de la migración guatemalteca.

Lisbeth: Esto ocurre, como digo, en la década de los 70s, 80s, pero ya en la década de los 90s, vemos que ya estas redes ya estaban cada vez más consolidadas. Y con estas redes nos referimos a guatemaltecos que se van asentando en ciudades de Estados Unidos pero que también comienzan a contar estas noticias a sus vecinos o familiares que se quedan en Guatemala. Y cada vez para estos guatemaltecos es más atractivo ir en búsqueda de esas ciudades donde ya hay pioneros que abrieron brecha.

Entonces desde la década de los 70,80,90s, vemos cómo se abren estas redes migratorias que ya hoy para la década del 200, 2010 ya están sumamente fortalecidas. Es así como vemos ya patrones de asentamiento muy marcados de guatemaltecos en ciertas ciudades de Estados Unidos, donde es posible identificar verdad, en cierta ciudad de Estados Unidos que están ubicados pues pobladores de una misma, de un mismo municipio o cantón incluso de Guatemala .

Narración: Justo este ese el caso de Fairview pues, como menciona Miguel, la Pequeña Guatemala está llena de personas de San Martín Jilotepeque. Hay, también, de otros departamentos, pero en su mayoría son sanmartinecos. Miguel dice que cuando él llegó a New Jersey, en el 2016, se llegó a encontrar a amigos de la infancia que no veía desde hace años. Otros ejemplos de comunidades espejo o redes étnicas y comunitarias, como las llama Lizbeth, son Todos Santos y Oakland, California; Aguacatán y Fort Payne, Alabama; San Sebastián Coatán y Portland, Oregón (…)

Lisbeth: En Zacualpa como Joyabaj, ambos municipios de Quiché, y muchos de ellos se fueron al área de Boston en Massachusetts y también al estado de Rhode Island, Providence.  Por ejemplo, si vamos con comunidades en Salcajá, Quetzaltenango, muchos nos hablan de Trenton, verdad, de Nueva Jersey, Nueva York, y nos hablan de ciudades donde están asentados.

Narración: Con casi nueve millones de habitantes, New Jersey es el onceavo estado más habitado de Estados Unidos, a pesar de ser el cuarto más pequeño. Originalmente habitado por nativos americanos, su demografía actual se divide mayoritariamente entre población blanca, hispana, afroamericana y asiática. Siempre ha sido una ciudad destino para los migrantes. Lo empezó siendo en el siglo 17 con suecos y holandeses. Continúa hoy con chimaltecos. New Jersey no es Nueva York. Es decir, es una ciudad más relajada, donde hay menos turistas, donde la renta también es más baja, y los cuartos más amplios. Pero Jersey, como Nueva York, es también considerada una ciudad santuario, es decir, donde las autoridades locales limitan el poder de las agencias migratorias. Una de las razones que ha permitido que los sanmartinecos hayan logrado establecer una comunidad tan visible y funcional como la de Fairview. Y para entender mejor a San Martín Jilotepeque y cómo la migración define al municipio, hablamos con la psicóloga y antropóloga social Glenda García García, originaria de San Martín, autora de “San Martín Jilotepeque: Memoria, Conflicto y Reconciliación” y quien ha realizado investigaciones sobre el municipio desde el 2,000.

Glenda: De lo que encontramos en la investigación, hubo como dos momentos más profundos, digamos, o fuertes en relación a procesos migratorios. El primero fue a partir del terremoto de 1976 que, el pueblo de San Martín J. refiriéndome a la cabecera municipal pero también muchas de las aldeas del municipio, quedaron destruidas. Entonces ahí se dio una como primera gran migración de población que fue especialmente del casco urbano (la cabecera municipal de San Martín) hacia los Estados Unidos y hacia otros lugares del país. Y la segunda, el segundo momento en que se vio otra fuerte migración fue en los años de la violencia política, especialmente 80, 81, 82 en que, nuevamente, grupos de población se van del municipio. No tengo las ciudades a dónde fueron. Pero sé que hay muchas familias en Los Ángeles y seguro en otros lugares. Hay familias que se fueron a Los Ángeles y New Jersey también. 

Narración: no es de sorprender que Glenda mencione el conflicto armado. San Martín y Chimaltenango en su totalidad fueron unas de las regiones más afectadas por la guerra. Según un estudio realizado por la Comisión para el Esclarecimiento histórico, en 1982 el ejército cometió 35 masacres en San Martín como resultado de la política de tierra arrasada de los gobiernos militares de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt. Por ejemplo, durante la llamada masacre del Río Pixcayá, en Estancia de la Virgen, el ejército disparó a la población, violó a mujeres, ahogó a niños y niñas, e incendió el área para evitar que la gente escapara. Murieron, según el libro de Glenda, entre 300 y 400 persona. El mismo Miguel no llegó a conocer a su abuelo, pues el ejército lo desapareció en los ochentas. Se dedicaba a la agricultura y al comercio. Comenta Glenda y Lizbeth sobre las razones que las personas de estas comunidades empezaron a salir y los efectos sobre San Martín:

Glenda: a partir de la violencia política se va tanto gente del casco urbano, pero también población indígena, kaqchikel. Que se va a distintos lugares de Guatemala, como desplazamiento interno y como migrantes a los Estados Unidos. Y este segundo momento también en la historia del municipio plantea una reconfiguración sociopolítica, digamos y que está vinculada a ese movimiento de población kaqchikel que de las aldeas va a vivir al casco urbano y hacia otros lugares de Guatemala. Y entonces a llegar a vivir al casco urbano muchas de las familias kaqchikeles van reconfigurando no solo la composición social, de la población que va haciendo como más equilibrada, podemos decir, entre lo kaqchikel y lo ladino, mestizo.

Lizbeth: El conflicto es una de las causas o detonantes de esa migración. Vemos que en estos 70s y 80s sí la guerra interna, sobre todo en el altiplano occidental, fue un detonante de esos primeros migrantes que decidieron abrirse camino hacia los Estados Unidos, pero vemos también que se conjuga con otras causas. Como el deterioramiento de la situación económica de las familias guatemaltecas, que es otro de los factores también muy fuertes en estas épocas. Entonces es por un lado la guerra y por otro el deterioro de la situación económica lo que hace que estos primeros migrantes salgan. Y ellos, como decimos, van jalando a otros miembros de sus familias o vecinos de la misma comunidad. 

Narración: Luego de desayunar, Miguel y yo caminamos por la avenida Anderson. Encontramos, primero, un local que vende bolsas y alfombras de petate. Luego, a un lado está la D’Alicia International Express, que ofrece envíos a San Martín. Sí, así, en específico a San Martín y claro, a toda Guatemala. Dentro hay, también, camisolas de los Rojos, Cremas y de la Sele, así como chocolates crispín y variedad de dulces Diana (producto salvadoreño adoptado como propio por los guatemaltecos). En esa misma calle está el restaurante y panadería “Mi Antigua Guatemala”, el restaurante “Ixmukane”, el servicio de envíos “Quetzal Cargo Service”, el restaurante “San Martín 2” y, al final de la calle, encontramos la tienda “Pachalum” que, según su cartel, ofrece envíos a “Guatemala, San Martín y otras aldeas”. Adentro conoceremos a su dueño, Wilder Pimentel.

Wilder: de Guatemala para acá traemos lo que es mercadería, lo que es queso, pan, gallinas doradas, tamales de pollo (…) todo lo que sea permitido por Estados Unidos, lo que podés transportar, lo traemos. Pero ya, carne de puerco, chicharrones, ¿quién no quisiera tenerlo acá, ¿verdad? Un par de longanizas. Todo eso no te lo dejan.

Narración: Dentro de la tienda de Wilder hay zapatillas de mimbre, dulces, galletas Chiky, galletas Picnic, también camisolas de fútbol, jugos Del Frutal, Raptor, Tortrix, productos B&B, botellas de vitaminas y medicamentos: Balleza Azul, de Sukrol, Vital Fuerte, Terramicina, Gripetín.

Wilder: Se ha puesto más estricto. Antes traíamos más medicina. También Estados Unidos se ha puesto más estricto en eso, entonces hemos bajado en esas cosas.

Narración: Wilder nació en la capital. Al año sus padres lo llevaron a vivir a Asunción Mita, en Jutiapa. Luego, cuando cumplió 16 años lo llevaron a Los Ángeles donde aún vive su papá. Luego, a principio de los dosmiles fue que llegó a New Jersey, invitado por su madre, la fundadora de Pachalum. Al tiempo ella le dejó el negocio y desde entonces, desde hace casi veinte años, se dedica a importar productos guatemaltecos y a enviar paquetes y regalos a Guatemala. Pero, pronto agrega que el negocio ha bajado porque la migración ha aumentado. Suena ilógico, pero la misma migración ha disminuido los envíos.

Wilder: Fijate que siempre en esta área acá siempre ha habido una comunidad bastante fuerte de Guatemala. Pero hablemos, unos tres a cinco años para acá esto se ha sentido que mucho más personas. La razón que yo pienso que he notado en esto de los envíos, ponele un ejemplo, tu estabas acá y tu familia estaba en Guatemala, tu trabajabas y le enviabas muchas cosas a tus familiares. Pero en los envíos uno se da cuenta porque toda la gente que mandaba cosas ya no lo está mandando. ¿Me entiendes? Porque fueron y trajeron a su familia. O le autorizaron a la esposa que viniera con su familia. Mucha gente viajó a Guatemala y si tenían dos hijos, uno con uno y la mujer con otro. Separados. Y es la forma que más ha ido creciendo la comunidad. Es lo que he ido viendo.

Narración: Es decir, es tal el flujo, que los migrantes ya no tienen familiares cercanos a quienes enviar sus remesas. Lizbeth Gramajo agrega.

Lizbeth: En una investigación que realizamos desde este instituto, junto al colega nicaragüense José Luis Rocha, nosotros hablamos que estamos en una etapa avanzada, hoy en día en Guatemala. Si bien empezó en la década de los 70s, ya pasaron 5 décadas de migración internacional hacia los Estados Unidos, entonces hablamos migración de una etapa avanzada. Nosotros decimos que ya las migraciones mismas son causas de nuevas migraciones, es decir que la propia migración está engendrando más migración.

Wilder: (…) si habían 10 personas acá, las 10 personas mandaban para sus familiares: ropa, zapatos, juguetes. De estas 10 personas, hablemos 8 trajeron a su familia. Y la razón tal vez hoy le mandan a un amigo, tal vez a la mamá, algún su tío. Pero ya no es el compromiso de mandarle a sus hijos, ¿me entendés? como te digo, ha bajado como que más, porque mucha gente se ha venido con los familiares, con los hijos.

Lizbeth: Entonces si bien las causas económicas, la violencia persiste en Guatemala y son factores que impulsan nuevas migraciones, también la migración en sí misma es causa de nuevas migraciones. Cómo explicamos esto, un poco por esto de las redes, estas redes se han expandido y se han fortalecido a tal punto que sí, estos migrantes que están en Estados Unidos atraen a nuevos migrantes con sus propias familias y esto va generando mayor migración.

Narración: Uno de esos ejemplos es Miguel. Su hermano Noé, quien llegó a New Jersey en el 2007 (…)

Miguel: siempre me llamaba, me decía, “Mirá, Joel”, me dice, “venite para acá. Yo realmente necesito un compañero”, me dice. Entonces él quería entonces un equilibrio, ¿no? Tener un compañero aquí también y él me enseñaría cómo es el proceso, el trabajo, la vida, el sistema. Y siempre me insistía e insistía. Pero yo tenía trabajo allá, yo daba clases (…) Aparte que no me gustaba. No me llamaba la atención de venir para acá. “¿Estados Unidos? ¿Qué voy a hacer en Estados Unidos? ¡Nada!”. Nunca tenía planes de yo de venir a EEUU.

Narración: Pero Miguel tiene otro hermano, Jorge, quien también recibía la invitación de hermano mayor. Jorge aceptó intentarlo. Hizo un préstamo, pagó al coyote y emprendió el viaje. Lo intentó tres veces. Lo capturaron tres veces. Estuvo en la cárcel primero un mes, luego tres meses y al siguiente seis. Esto es común. Los coyotes les ofrecen a sus clientes hasta tres intentos para llegar a Estados Unidos. Tres intentos por un solo pago. Pero, por ser amigo de la familia, el coyote ofreció llevar a Jorge una cuarta vez. Pero si Jorge lo intentaba una vez más se arriesgaba a recibir una condena más larga. Noé volvió a insistir con su hermano Miguel.

Miguel: Entonces bueno mi hermano me decía, “Mirá, ¿por qué no te venís vos? Porque yo creo que aquel no tiene esa suerte de venir. Tal vez vos si la pegás”. Y yo le decía, “Yo no tengo planes. Tal vez fin de año”, dije yo.

Narración: En ese entonces, en el 2015, Miguel trabajaba como maestro de educación primaria en una escuela pública de San Martín. Ese año fue ubicado en un contrato municipal que tenía de duración un año y que estaba a cargo del alcalde saliente. Pero, en enero de 2016, cuando Héctor Rolando Hernández, de CREO tomó posesión, canceló el contrato de Miguel y de otras personas en esa escuela. Se quedó, de repente, sin trabajo.

Miguel: Entonces ya no podía hacer nada. Trabajé todavía un mes, sin sueldo, pero igual. ¿Qué puedo hacer yo? Ya no me puedo mover. Tengo mi moto y eso. Tengo que buscar un empleo ahora. Y bueno mi hermano en ese momento que tomó la decisión de no venirse, “Me voy”, dije yo. “Voy a probar”. De todas maneras, si el dinero ya está. Si me voy, me agarran, me vengo. Pues estoy aprovechando la cuarta oportunidad. Lo que le dije a mi papá. “Mirá, tomé a decisión de irme y quiero tu apoyo”. “Está bien”, me dijo mi papá y él se sintió un poco mal en ese sentido pues, porque yo era una persona en la que siempre lo apoyaba a él, aparte de que yo salía del trabajo y llegaba con él, a trabajar en la tierra y mi papá era como, yo era el que siempre estaba a la par de él.

Narración: Le preguntamos a Glenda García sobre las razones actuales por la que los sanmartinecos migran. La respuesta es predecible.

Glenda: En la mayoría de los casos era por la situación económica precaria, de no tener trabajo y de asegurar la manutención de su familia. También si el trabajo agrícola fue productivo, ya no lo es.

Miguel: Me hicieron una ceremonia, como mi papá es mantiene siempre bien viva la cultural, me hicieron una ceremonia de pedir permiso para salir de las tierras de donde nací e ir otras tierras. Y llegó el guía espiritual, todo. Y bueno me dieron con la bendición de todo.

Narración: Después de salir de salir de la tienda Pachalum, con Miguel encontramos el local de “La Pequeña Quetzalteca” que, si bien parece ser una boutique más de ropa, donde hay tenis, camisetas, suéteres y chaquetas de cuero, hay también toallas con la bandera de Guatemala. “La Pequeña Quetzalteca”, me explicó una de sus vendedoras, recién cambió su nombre a “La Pequeña Fashion” porque los gringos no saben escribir “Quetzalteca”, dice, riendo. Luego, un poco más al sur, llegamos a la Barbería Castro, la Castro’s Barbershop.

Luis Antonio: Me vine porque se da un poco la necesidad y conocer, también. Mucha gente que Estados Unidos es el país de las oportunidades, uno eso piensa allá y decide venirse. La necesidad y las ganas de conocer Estados Unidos.

Narración: Él es Luis Antonio Calán. Tiene 28 años. Es también de San Martín y fue el mismo Miguel quien le contó de New Jersery, de Fairview y que ahí podía seguir trabajando en lo que le gustaba. Luis Antonio es barbero desde hace quince años. Dice que en San Martín aprendió a cortar el cabello.

Luis Antonio: Había un amigo que quitaba y yo me iba a quitar el pelo ahí con él. Entonces desde pequeñito me gustó y fui creciendo en esa barbería y ahí aprendí, me enseñaron a quitar el pelo.

¿Pusiste tu propia barbería o siempre fue con otras personas?

Cuando yo crecí, estudié y me independicé. Tuve la oportunidad de colocar una mi barbería y en ese lapso, le enseñé a otras personas y mis hermanos. Actualmente ellos trabajan en la barbería que yo dejé allá.

Y, ¿tienen planes de venir aquí?

Ellos ya estuvieron y ya se fueron.

Narración: Luis Antonio, en Castro’s Barbershop, trabaja con otros barberos sanmartinecos que conoció en casa.

Luis Antonio:  Pero al estar aquí, los vecinos, primos, que uno tiene; puros chapines. Me vine a encontrar gente que conocía de allá, la mayoría, de mi generación, ¿va? Por ejemplo, de 15 años para arriba, son los que uno conoce. Es lo mismo que uno encontrarse un amigo en Guatemala.

Narración: Luis Antonio es de esos incansables migrantes trabajadores de Estados Unidos. Cada mes manda dinero a casa. Luis Antonio está indocumentado, como sus compañeros, como Miguel, como miles de sanmartinecos y sanmartinecas que, como dice Glenda García, se han convertido en el motor económico del municipio.

Glenda: (…) en el municipio hay tal vez dos aldeas que son mestizas/ladinas en donde vimos como principal cambio, a partir de la migración y fue que una de estas aldeas es Las Escobas fue que la población que se empezó a ir a los Estados Unidos desde esos años fue invirtiendo sus fondos de su trabajo en los Estados Unidos, no solo en compra de tierras, sino también en construcción de vivienda. Entonces fue el esta aldea se fue urbanizando mucho más que otras aldeas. Y pareciéndose mucho a cualquier cabecera municipal que podamos encontrar en el país. Además, también en otra de las aldeas que es Choatalún pasó algo similar, solo que ahí la urbanización fue combinada entre la urbanización impuesta por haberse construido ahí la primera aldea modelo.

Narración: Las aldeas modelo eran terrenos donde el ejército, durante el conflicto armado, ubicaba a población civil y donde les prometía darles comida, vivienda y empleo para, primero, mantener controlada a la población y, segundo, que ésta no pudiera brindarle apoyo a la guerrilla. El Proyecto de Recuperación de Memoria Histórica REHMI expone a las aldeas modelo como espacios en los que se mantuvo la desnutrición, enfermedad y muerte.

Glenda: Y en otros de los casos fue la inversión en compra de tierras y otro elemento interesante e importante también es el tema de la inversión de las familias migrantes en la educación de sus hijas e hijos. De estar trabajando, pero contribuyendo que sus familias, hijos e hijas, siguieran sus estudios. En San Martín ahora hay plan de estudios diversificados pero antes solo hasta tercero básico. El apoyo a seguir los estudios, el apoyo económico era importante, porque implicaba que estudiantes tuvieran que viajar del municipio a la cabecera departamental de Chimaltenango, o hacia otros lugares. O vivir alquilando en otros lugares para poder estudiar.

Narración: Cuando Miguel salió de Guatemala, tras esa ceremonia maya que lo despidió de su lugar de origen, él iba con la incertidumbre de qué iba a pasar. Había escuchado a su hermano hablar de lo largo que era México. De los federales. La frontera. Había escuchado a su hermano hablar de las cárceles estadounidenses.

Miguel: Todo México lo pasamos en carro, en carro en carro. Es un cambio porque ellos ya tienen sus movimientos. Llega a un lado, después de otro lado. Tienen viaje para ir a otro lado. Todo es pagado. También a las policías siempre cobraban. Y los coyotes ya les tienen arreglado, les pagan hasta llegar a la frontera, ahí sí. Hay que pagar. Está la marina, migración, e ejército.

Narración: Después de días en camino, Miguel llegó hasta Reynosa, Tamaulipas; la última ciudad del noreste mexicano antes del Río Bravo, antes de McAllen, antes de Texas, de los Estados Unidos. En Reynosa lo metieron en una bodega junto a decenas de personas. Ahí debía esperar por su turno para intentar cruzar. Estaban encerrados, donde había calor, donde comían dos veces al día. Diez días después llegó su turno, le tocaba pasar por el Río Bravo.

Miguel: Pasamos en una balsa pequeña, rápido nadando, todos ponían su mano para pasar rápido y el momento que tocábamos tierra ya teníamos planificado que íbamos a correr y correr y correr y correr, veinte minutos. Los guías iban enfrente de nosotros y los seguimos a él.

Narración: Después de un día de caminata Miguel llegó a Houston. Lo encerraron de nuevo, en una casa.

Miguel: Nos tomamos un baño. Todos teníamos como garrapatas en las piernas en todos, porque cruzamos todo el camino. Entonces nos tomamos, nos tomaron un baño, nos quitaron todo lo que llevábamos, teléfono. Todo se quedaron.

Narración: Unos días después finalmente tomó un carro que lo llevó hasta New Jersey. Dice que todo fue muy extraño.

Miguel: Mirando carreteras, carros; fue un cuando estaba para llegar en Houston, caminamos como tres horas en carro, fue demasiado apretados, nos metimos como ocho personas en el carro y nos teníamos que acomodar. De lado unos así, otros tienen su pie en la cabeza de uno. Pero mí ese fue el más sufrimiento para mi, que correr. Ir en ese carro.

Narración: Le preguntamos a Miguel cómo fue esa reunión con su hermano.

Miguel: Alegre. Fue ya muy tarde. Fue como a las 12 de la noche. Solo sí llegué, me ofreció jugo mi hermano. “Mirá, ¿querés tomar algo?” me dijo. Me recibió con abrazo. Entré. “Te vas a quedar en mi cama”, me dijo, yo voy a quedar en el sofá. Ahí donde estuviste. “Aquí me voy a quedar yo y te quedás en mi cama. Mañana platicamos”. Y así fue. El día siguiente ya nos hablamos toda la familia, hay muchos primos ahí. Nos saludaron. ¿Qué tal veniste? (CORTE) Me dejó dinero. “Andás a comer, aquí en la calle, cruzás está calle, tené tu llave, entrás”. Él me daba la llave de él. Me dio dinero. “Comprás tu comida y después te venís. Tranquilo. No te preocupés. No te preocupés de nada. No pensés en trabajo todavía. Descansate. Y después miramos qué hacer”.

Lizbeth: Sí, estos nichos de asentamiento pues son nichos no solo étnicos y comunitarios, sino que también de mucha solidaridad. Vemos que, las personas migrantes enfrentan muchos desafíos al llegar a un país desconocido, con un idioma distinto y con una realidad diferente, y son estas comunidades que ya están asentadas en los Estados Unidos las que le permiten, que brindan esa hospitalidad y solidaridad a los migrantes que van llegando.

Entonces los migrantes hoy, de esta área del altiplano occidental migran hacia donde ya hay alguien conocido y eso les facilita su inserción también al mercado laboral estadounidense.

Narración: Miguel recuerda su experiencia al llegar a Fairview.

Miguel: Bueno me sentí un poco más tranquilo por ver mismos guatemaltecos, como decir eso es un pueblo que hay esa unión, ese calor yo pienso de que, me iba a acomodar y todo eso. Y sí todo fue una experiencia pues. Me faltaba mucho. No sabía nada. No tenía ideas de nada. Ni sabía hablar ni una (…) palabras en inglés. Pero no entendía qué decían. Me tenía que adaptar me tenía que envolver en esa cultura. Y adaptarme.

Narración: Un año después el hermano de Miguel, Noé regresó a San Martín Jilotepeque. Luego de visitar a Luis Antonio, su amigo peluquero, Miguel y yo pasamos comprando fruta y regresamos a su apartamento en North Bergen, donde vive con tres primos y dos amigos. Es un lugar pequeño, angosto, con cuatro cuartos; el cable del aire acondicionado atraviesa baño, pasillo y sala para refrescar el apartamento. Vimos una película. Battleship. O, la empezamos a ver. De repente Telemundo anunció la muerte de José José y pasamos la tarde viendo sus videos. [[[suena José José]]] En la noche, tras almorzar pupusas y jugo de marañón en El Olivo, fuimos a escuchar la marimba María Bonita en restaurante Guatemala Corner Deli.

[Sonido de marimba]

Lizbeth: Sí, lo que hemos oído de los propios migrantes y de sus familias aquí en Guatemala. Es que sí, en estos nichos de asentamiento en los Estados Unidos, ellos tratan de reproducir la forma de vida y ciertas costumbres que tienen aquí en Guatemala. Hemos oído por ejemplo que ciertas fiestas patronales que se celebran en Guatemala, pues también al estar asentados en una misma ciudad en Estados Unidos, se busca celebrar y conmemorar la misma fiesta. Y es algo que sabemos que desde que llegaron los primeros migrantes pioneros han tratado de reproducir, verdad, de mantener esa identidad y esas fiestas, y entonces vemos que las mismas fiestas se celebran aquí y allá.

Narración: Lizbeth insiste en la importancia de estas comunidades, de cómo estas le dan visibilidad a los migrantes; generan empatía para las y los guatemaltecos que viven allá. Demuestran que son personas que aportan también a la economía de Estados Unidos. Ayudan, quizás, hasta combatir la xenofobia. La integración y aceptación es más fácil así, en grupo. Siendo visibles. Lo vimos en Fairview. Vimos cómo la población blanca de New Jersey también camina por la Avenida Anderson, también compra en Medina Bakery, también come tamales. Los emplea, sí. Pero juntos, gringos y sanmartinecos, van a la misma iglesia, a la Saint John the Baptist, entre Kamena y Walker Street. Juntos, gringos y sanmartinecos rezan el rosario, el rosary. Juntos, gringos y sanmartinecos celebraron el día de Todos los Santos y ultiman detalles para el Thanksgiving.

Lizbeth: (…) esto lo oímos con esa redada en Mississippi, o sea, la comunidad al escuchar de la redada se ofreció para ayudar, para brindar cierto apoyo a las familias que estaban experimentando pues estos procesos de detención. Vimos que estas iglesias católicas, evangélicas se unieron para apoyar a esta comunidad. Y por qué se da eso, porque sí, al ser un grupo asentado en un mismo pueblo pues le da visibilidad ante el resto de comunidad y ante el resto de la población estadounidense. Entonces por ejemplo en esos casos hemos visto como un hecho como este despierta la solidaridad también de los norteamericanos porque de algún modo sí son comunidades visibles dentro de esas ciudades.

Gran parte de la migración guatemalteca es principalmente de origen maya. Son comunidades indígenas guatemaltecas, la principal región de origen de personas migrantes en Guatemala es el altiplano occidental del país, entonces son comunidades con sí, raíces comunitarias y étnicas muy fuertes que se viven aquí en el origen pero que se reproducen en el destino.

[Sonido ambiente]

Narración: La Pequeña Guatemala de New Jersey no es como la Little Italy o Chinatown, u otro de esos barrios icónicos de Manhattan. La Avenida Anderson, donde están todos estos locales, tiendas y restaurantes con productos guatemaltecos, no es una atracción turística. No vemos cámaras parpadeando como cuando uno llega a la Pequeña India, en Queens. La presencia cultural guatemalteca en Fairview no es tan densa como la del barrio polaco de Brooklyn. Es más bien un lugar, como los llama Glenda, de nostalgia, de añoranza. Es un lugar más para los guatemaltecos que para los turistas, como, en un principio, fue cualquier otro barrio étnico en Estados Unidos. Y así como es Fairview, con sus procesiones, sus paches y su marimba, así lo es Oakland, Fort Payne, Portland, Providence, Trenton y muchas otras ciudades más en los Estados. Según el Pew Research Center, en el 2017 había 1.4 millones de guatemaltecos viviendo en Estados Unidos. Esto convierte a la guatemalteca, en la sexta población hispana más grande de Estados Unidos. Y los sanmartinecos de Fairview, quienes apenas han terminado de digerir el fiambre, preparan la barriga para el pavo de Día de Acción de Gracias. Y, junto a los gringos con quienes compartieron el 1 de noviembre, en la Parroquia San Juan Bautista, el 19 de enero, celebrarán la misa en honor al Señor de Esquipulas. Lo dice su calendario en Facebook. 

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