COVID-19
Verificaciones a video de la Dra. Barrientos sobre la vacuna contra la COVID-19
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Ha circulado en redes sociales un video en el que la médica María Eugenia Barrientos asegura que las vacunas contra la COVID-19 no han sido probadas en humanos y que al ser vacunadas, las personas corren el riesgo de morir. En Fáctica verificamos estas declaraciones.


Nuevas declaraciones de María Eugenia Barrientos, la doctora salvadoreña que asegura tener tres décadas de experiencia como médica. Esta vez, Barrientos habla sobre las vacunas. En una entrevista, Barrientos asegura que estas no han sido investigadas y que los fabricantes no se hacen responsables de los efectos secundarios.

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En julio del 2020 verificamos el protocolo médico publicado por la doctora Barrientos, en el que recomendaba tratamientos sin suficiente evidencia científica, contra la enfermedad COVID-19. El nuevo video circula en redes sociales desde inicios de febrero de este año.

Aunque en Fáctica desconocemos quién hizo la entrevista o dónde se realizó, el video que circula principalmente por Whatsapp y Facebook lleva inserto un logo en el que se lee: “Compartimos tratamientos – Salud”, el nombre de una página en Facebook que en su información asegura que :  “Difundiremos todas las entrevistas de la Doctora Barrientos para poder llegar a todas las personas posibles y así ayudar impartiendo el conocimiento y los protocolos de esta gran profesional en la salud que está ayudando a miles de personas”.

El video ha sido reproducido y compartido por decenas de usuarios en esa red social. Los administradores de la página, según la información de Facebook están en Bolivia, aunque tienen registrada una dirección en San Diego California.

Fáctica buscó comunicación con los administradores de la página y con María Eugenia Barrientos, para conocer las bases de sus afirmaciones, pero al cierre de esta nota no había respondido.

¿Riesgo de muerte?

El video arranca con una declaración en la que Barrientos asegura que las vacunas contra la COVID-19 no están investigadas. “Corren el riesgo de morirse”, asegura. Sin embargo, algunos expertos en el tema aseguran que ninguna persona ha muerto por la aplicación de esta vacuna.

“Hasta el momento (17 de febrero) no hay ningún reporte de fallecimiento a consecuencia de la vacuna contra la COVID-19”, informa  Norma Lucrecia Ramírez, médica con especialidad en epidemiología y viceministra técnica del Ministerio de Salud..

Además, Ashish Jha, investigador y docente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, registraba hasta el 31 de enero de este año: cero muertes ocasionadas por las vacunas de Moderna, Pfizer, Novavax, Astra-Zeneca y Johnson & Johnson.

Según la viceministra Ramírez, algunos de los efectos secundarios que han causado estas vacunas son dolor en la parte de la inyección, fiebre leve, dolor de cabeza o alguna reacción alérgica.

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“Tecnología nueva nunca antes ocupada en humanos”

Otro de los señalamientos de Barrientos es que “no hay que ponernos la vacuna del Covid: primero porque es una tecnología nueva nunca antes ocupada en humanos; segundo, ha sido elaborada rápidamente”.

La primera declaración es falsa. Según explica la química bióloga, especializada en biología molecular y catedrática de la Facultad de Farmacia de la Universidad de San Carlos (USAC), Dalia Lau-Bonilla, todas las vacunas que se están utilizando para inmunizar contra la COVID-19 han sido estudiadas durante tres fases previas a su distribución, en personas voluntarias para la investigación.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) las fases de desarrollo de una vacuna son cinco. En una primera fase llamada “Fase preclínica”, se utilizan sistemas de cultivo de tejidos o de células, y pruebas en animales “que pueden ser ratones o monos, para evaluar la seguridad de la vacuna candidata”, explican.

[Otra nota sobre la desinformación relacionada a las vacunas: “¡Bulo! // Las vacunas contra la COVID-19 no contienen células de fetos abortados”]

Luego, en tres fases posteriores que incluye a determinado número de personas, se pone a prueba su eficacia. En la fase I se coloca a 100 adultos, en la fase II se necesitan entre 200 y 500, y en la fase III la cantidad de voluntarios requerida es de miles de personas. Además, al menos 10 vacunas han alcanzado la fase tres, y cada una ha requerido voluntarios diferentes. Es decir, que antes de ser enviadas a los países para su aplicación, sí han sido testadas en humanos.

La segunda aseveración del enunciado de Barrientos es verdadera. “Ha sido elaborada rápidamente”, dice. Que según Lau-Bonilla, está en lo correcto. “La vacuna contra las paperas tomó cuatro años en desarrollarse y aprobarse. Antes de la vacuna contra la cóvid, esa era la que más rápido se había desarrollado”, explica Lau-Bonilla, pero agrega que esto no es un argumento para descalificar a las vacunas.

“Si bien estamos trabajando para desarrollar una vacuna más rápido que nunca, el proceso para garantizar su seguridad y eficacia no ha cambiado”, explicó Carissa Etienne, directora de la OPS/OMS.

Lau-Bonilla destaca los avances en técnicas moleculares, la colaboración de científicos a nivel mundial, el número de personas voluntarias que hubo dado que se vive una pandemia y los fondos “prácticamente ilimitados” ayudaron a que el desarrollo de varias vacunas se acelerara.

No hay cura, pero sí vacuna

Mientras que la aplicación de estas vacunas no ha generado muertes según los registros de expertos en salud, la enfermedad que se propaga desde diciembre de 2019 ha causado más de dos millones de muertes hasta el 18 de febrero de 2021, según el tablero de la OMS.

Barrientos cuestiona a las marcas que han desarrollado la vacuna, aduciendo que “si tienes una enfermedad que sí tiene cura, para qué esta velocidad en la fabricación de la vacuna”. Pero la COVID-19 aún no tiene cura.

Según ha publicado la OMS “aunque algunas soluciones de la medicina occidental o tradicional o remedios caseros pueden resultar reconfortantes y aliviar los síntomas leves de la COVID-19, hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad”.

Al final del video, Barrientos cuestiona la obligatoriedad de la vacunación en El Salvador. “¿Por qué lo voy a hacer obligatorio a mi pueblo?”, enuncia. Sin embargo, el presidente de ese país, Nayib Bukele, y la Secretaría de Prensa de la Presidencia han reiterado en varias ocasiones que recibir la vacuna contra la COVID-19 es un proceso voluntario.

El Salvador inició la vacunación contra esta enfermedad el pasado 18 de febrero, tras el arribo de 20 mil dosis de la farmacéutica AstraZeneca.

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