Construir espacios seguros, deconstruir prácticas heredadas
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El acoso sexual en el trabajo es uno de las formas más comunes de violencia en nuestras sociedades. El cine y la publicidad son también espacios de acoso, en una región sin legislación audiovisual ni laboral que prevenga y proteja a las víctimas, y persiga a los victimarios.


Leyendo sobre continuos casos de acoso o incluso abuso en el medio audiovisual en diferentes países me he estado preguntando: ¿cuántos casos de acoso/abuso existen en Guatemala?, ¿por qué nadie habla de eso?, ¿creemos que en Guatemala esto no pasa?

En Guatemala el acoso sexual no está tipificado como delito, pero algunas conductas podrían encuadrarse, por ejemplo, como violencia psicológica o agresión sexual. Pero, ¿qué es exactamente acoso? El acoso es una conducta de índole sexual (verbal o física) que hace que la persona que la sufre se sienta intimidada, ofendida, humillada y obligada, atentando directamente en contra de su dignidad.

No es normal que hagan chistes sobre tu cuerpo o tu sexualidad; no es normal recibir piropos o bromas sugerentes con connotación sexual; no es normal que nos pregunten sobre nuestras prácticas sexuales; no es normal que nos condicionen la obtención de un empleo a cambio de aceptar conductas de naturaleza sexual, no es normal que en el casting nos pidan desnudarnos; no es normal que nos toquen sin nuestro consentimiento, no es normal que nos manden fotos no solicitadas… No, no es normal.

Entonces es importante preguntarnos porqué los acosadores acosan. Del artículo publicado por Agencia Ocote: “Te respondo ocho preguntas frecuentas sobre acoso sexual”, de la cineasta Laura Astorga Carrera, cito: ¿Por qué lo hacen? Lo hacen porque pueden. Porque no se implementan los protocolos que la ley propone. Porque no se considera de salud pública frenar el acoso y el abuso. (…) un hombre es denunciado, no se le condena, no pierden ni su trabajo ni a su familia, de hecho el sistema lo protege y es motivo de solidaridad colectiva. Con esto ellos también aprenden que pueden seguir acosando.

Pero para evidenciar el acoso es importante nombrarlo. Lo que no se nombra no existe. Así de simple. En Guatemala hay acoso. En el medio audiovisual guatemalteco hay acoso.

En un set cinematográfico o de publicidad las prácticas cuidan poco o nada a las mujeres y hay muchos espacios “neutros” donde el límite de qué es y qué no es un área laboral está muy desdibujado. En espacios como las entrevistas, los castings, los ensayos y los descansos no hay ningún protocolo de conducta, ni de seguimiento, ni de accionar. En caso suceda un caso de acoso o abuso sexual no sabemos qué hacer, con quién ir, a quién acudir. ¿Nos van a creer? ¿Nos dejarán sin trabajo? ¿Estaré exagerando? ¿Es normal que esto suceda? Las mujeres, que además somos minoría en este medio, estamos completamente desprotegidas.

De por sí nuestro gremio carece de regulaciones laborales en el código del trabajo. Debido a la falta de una ley de cine, las y los trabajadores del medio audiovisual no tenemos ningún tipo de protección o amparo a la hora de trabajar, quedando aún más relegado el tema de acoso en este espacio laboral. Con la ley de cine en proceso, quizá sea el momento de abordarlo.

Es urgente crear un protocolo que fomente un ambiente de confianza y respeto, y que además cuente con herramientas para prevenir y sancionar el acoso sexual en este medio. Entiendo que el acoso no es exclusivo del sector audiovisual, pues la cultura machista en la que vivimos favorece estas prácticas en todos los niveles, pero yo hablo desde donde trabajo, de lo que conozco, y es desde donde quiero “somatar la mesa”. Y con ello anhelo también que ojalá más mujeres se sumen a hablar desde sus experiencias y sus lugares.

En México, distintos colectivos de mujeres cineastas se están organizando trabajando sobre estos temas, por ejemplo, ahora están impulsando incluir una cláusula contra acoso sexual en los contratos laborales. En Colombia, en Chile, en Argentina, en varias partes de Latinoamérica están organizándose sobre este tema, incluso logrando avances históricos.

¿Es posible pensar en una producción audiovisual libre de acoso? Para mí lo es. Quizá sea el momento no sólo de hablar de eso, sino también de organizarnos. Es momento de deconstuir prácticas heredadas y construir espacios laborales libre de acoso y de abuso. Y no solo las mujeres: acá cabemos todas y todos para crear esta construcción/deconstrucción, que hasta donde sé, se está gestando no solo en Latinoamérica sino desde todos los rincones del mundo desde donde hacemos cine y Guatemala no es ni será la excepción.

[Te puede interesar: En el espejo, un ensayo visual de Pamela Guinea]


Pamela Guinea es productora de cine, ha producido, entre otras películas, Las Marimbas del InfiernoTesoros y Nuestras Madres. Actualmente, desde su empresa Cine Murciélago desarrolla diversas películas en la región. Es presidenta de la Asociación Guatemalteca del Audiovisual y la Cinematografía, AGACINE.


Las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad de sus autores y no necesariamente representan los criterios editoriales de Agencia Ocote. Las colaboraciones son a pedido del medio sin que su publicación implique una relación laboral con nosotras

 

 

 

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