Lucrecia Marroquín de Palomo, candidata a diputada del partido Valor, afirmó en una entrevista en Emisoras Unidas el 5 marzo, que “los chicos que no tuvieron la experiencia de no tener una mamá en casa se vuelven homosexuales, y las chicas que no tuvieron la experiencia de tener un padre y saber qué es la figura paterna, se vuelven también lesbianas”.

Marroquín de Palomo respondió así al periodista Juan Carlos Sandoval, que le preguntó si la campaña electoral habrá una polémica sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto.

La candidata centró su discurso en la “ideología de género” —un término acuñado por la iglesia católica [ve a #MitopediaFáctica ]— y en cómo el hecho de motivar para que las mujeres trabajaran fuera de casa provocó que éstas abandonen a sus hijos. Ésto, según Marroquín, contribuye a que surjan problemas emocionales y psicológicos entre los jóvenes, que tienen “falta de identidad de género y de identidad sexual”.

La verificación:

Marroquín no cita ninguna fuente para respaldar esta afirmación. Se trató de contactar con ella a través de sus redes sociales y del partido Valor, para conocer el fundamento de sus declaraciones, pero no se recibió ninguna respuesta de Marroquín.

No existe ningún estudio científico reciente que confirme lo que dice la candidata a diputada. Uno de los textos que sentó las bases para este pensamiento fue una investigación publicada en la década de los 60 por un psicoanalista llamado Irving Bieber, que se basó en el psicoanálisis de Sigmund Freud. En ella se relacionaba la homosexualidad con la ausencia del padre y un maternalismo “envolvente”. El estudio fue cuestionado, ya que no fue realizado directamente a personas homosexuales, sino a sus terapeutas.

Cabe señalar que tanto el documento de Bieber como otros analizados, centran su hipótesis en la ausencia del padre, nunca en la de la madre, que no se ha logrado probar que influya en la orientación sexual de los hijos, como señaló Marroquín.

La idea de Bieber fue refutada veinte años después por otro estudio, del Kinsey Institute for Sex Research, de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, que señaló que el papel de los padres en la orientación sexual de los hijos había sido “extremadamente exagerado”. “Ningún fenómeno particular de la vida familiar se puede aislar, sobre la base de nuestros hallazgos, como consecuencia del desarrollo homosexual o heterosexual”, afirmaron entonces los investigadores.

En todo caso, no hay estudios definitivos que prueben cuál es la causa de la orientación sexual de una persona. La misma American Psychological Association indica que no existe un consenso entre científicos y científicas sobre las razones exactas por las que una persona desarrolla una orientación heterosexual, bisexual, gay o lesbiana. “Aunque muchas investigaciones han examinado las posibles influencias genéticas, hormonales, de desarrollo, sociales y culturales sobre la orientación sexual, no se han encontrado hallazgos que permitan a los científicos concluir que la orientación sexual está determinada por algún factor o factores en particular”, puntualiza.

Un par de estudios que trabajaron hipótesis sobre el origen de la homosexualidad: en los noventa, el neurobiólogo Simon Levay habló de diferencias en el hipotálamo entre personas heterosexuales y homosexuales. En los 2000, la bióloga Joan Roughgarden, profesora de la Universidad de Stanford, analizó el comportamiento sexual de los animales para concluir que no existe un género binario.

Esta misma idea la trabajó en varias publicaciones Anne Fausto-Sterling, bióloga y experta en estudios de género, que cuestiona muchas investigaciones donde se analiza el origen de la homosexualidad. En su obra “Cuerpos Sexuados: la política de género y la construcción de la sexualidad”, Fausto-Sterling explica que el hecho de basar los estudios en únicamente dos categorías (homosexual y heterosexual) es simplista. También señala que existen categorizaciones más profundas, como la creada por Alfred C. Kinsey, que aplicó una escala de seis niveles de homosexualidad.

La bióloga menciona el trabajo de un equipo que analizó 144 estudios sobre la orientación sexual publicados en la revista académica Journal of Homosexuality entre 1974 y 1993. Según este análisis, solo una de cada diez investigaciones aplicaba una escala pluridimensional para evaluar la homosexualidad.